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Meditaciones fantasmagóricas

Microrrelatos I

La malvada hipotenusa capturó a Pi.
Comenzó por tacharle el número tres. Seguidamente fue el uno quien caía, siguiéndoles el 4, el 15...
Conforme ambos catetos crecían proporcionalmente, iba partiendo decimales.
Los catetos crecían y crecían, pero a Pi parecía no acabársele nunca las fuerzas.
El triángulo aumentaba su tamaño. Se jactaba de ello. Mientras, Pi agonizaba.
Apenas queda nada ya de Pi a escasos metros del infinito.
Sus caminos se cruzaron separándose por el difuso horizonte.

 

Decíos na más que ni he ganado ni me he quedado finalista ni na de ná. Vamos, lo normal.

2 comentarios

Rubén -

Gracias Lila

Tampoco me lié mucho para hacerlo, lo primero que se me pasó por la cabeza y dejé de pensar. Era un inicio feo.

Un beso!

Lila -

Pues si hubieras ganado habrías dejado una bonita frase para los concursantes siguientes...

saludos.