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Meditaciones fantasmagóricas

La Méteo

Paco no sé que dirá. Últimamente no le hago mucho caso al hombre de apellido cotraproducente. No le escucho. Tan siquiera le veo. Ni tampoco hago por ello, tan siquiera pensaba en este icono de la televisión española, con el que he crecido.

Probablemente sea la persona más longeva de la tele, parece como si los cambios no fueran con él. En la tele todo perece, menos él. Es curioso. Empiezo a creer que este semidios televisivo ha creado el cambio climático y observa desde delante de su mapa de isobaras, descojonandose el cabrón. Qué hijo puta más entrañable.

Aquí, en las lindes del río grande, el tiempo parece intentar quitarse la camisa de fuerza.

Amanece patidifuso, lleva puesta la camisa y se queda quieto, inmóvil, pero triste. De repente, le entra furia, ha esperado demasiado y no sabe el porqué de aquella prenda. Sopla, se tambalea, empuja, pega y corta. Pero la camisa sigue ahí. Llora lagrimones de pesar.

Una ida de chaveta total, le hace pensar que puede ser feliz con la camisa que recoge sus brazos. Sonríe iluminando la ciudad, pero no ilumina, todavía y a pesar del calor, hombros, piernas ni escotes. Enfurecido comienza a empujar y resoplar por un destino del que no sabe qué le deparará. Y de repente se obra el milagro.

Como si de una persona se tratase, llora, pero esta vez, con los ojos abiertos.

Y de todo esto, ¿qué dirá Paco?

 

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